Puedes freírlas en una sartén o freidora, con aceite de oliva y a una temperatura no demasiado elevada, a unos 160ºC. Sácala con una espumadera cuando estén doradas y deposítalas sobre varias capas de papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Si te gustan saladas espolvoréalas ligeramente con sal gruesa.